Para aquellos que vivimos una infancia sin televisión y sin juegos electronicos, los tebeos eran nuestros aliados para pasar las largas y frias tardes de invierno. Esas tardes lluviosas y frias en las que no podías salir a la calle a jugar con tu amigos, tenias que pasarlas en casa, al calor de la estufa y sentado al lado de una pequeña ventana, con los cristales empañados, por el contraste de temperatura con el exterior, echabas mano de los tebeos que tenias y junto a la ventana, vivías grandes aventuras, imaginandote ser el héroe de la aventura que estabas leyendo.